Motivacion y Camino de Santiago
Los educadores somos los únicos responsables del fracaso de los educandos cuando no somos capaces de educarlos con el grado de motivación necesario para que ellos pongan en marcha esas potencias que además de ser patrimonio de todos los niños, certifican su serio compromiso con la vida. Por ejemplo, jugar para un infante es el acto más grave y elevado que ningún ser humano haya podido realizar bajo el sol.
Últimamente, el concepto de “el valor del esfuerzo” se ha puesto de moda y desde los ámbitos políticos y educativos se nos presenta como la panacea al fracaso de la educación social de la infancia cuando realmente éste sólo es un acto reflejo de la motivación. O sea, es como decir, verbigracia, que lo crucial del Camino de Santiago es la acción enérgica que se ha realizar para concluirlo y no el motivo por el que se ha de llevar a cabo.
Los educadores somos responsables de la motivación de los niños
Últimamente, el concepto de “el valor del esfuerzo” se ha puesto de moda y desde los ámbitos políticos y educativos se nos presenta como la panacea al fracaso de la educación social de la infancia cuando realmente éste sólo es un acto reflejo de la motivación. O sea, es como decir, verbigracia, que lo crucial del Camino de Santiago es la acción enérgica que se ha realizar para concluirlo y no el motivo por el que se ha de llevar a cabo.
Los educadores somos responsables de la motivación de los niños
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