Camino y falta de señales
Los últimos quince kilómetros del Camino de Santiago necesitan de una inversión urgente para adecuar la realidad a las razones por las que esta ruta recibió no hace mucho el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia. Los peregrinos -ayer en menos de una hora pasaron una docena- realizan los últimos kilómetros antes de llegar a Santiago casi a ciegas.
En la rotonda de Lavacolla, un improvisado monigote hecho en el asfalto indica que faltan 15,149 kilómetros para llegar a Santiago. Sin embargo, en el mojón se marcan 12 kilómetros. Desde este punto no habrá más indicaciones de distancia hasta llegar a un mojón, oculto por la maleza junto a unas casas, en el que aún hay una placa kilométrica que indica 7,800 kilómetros.
Pero si es imposible calcular distancias tampoco resulta fácil acertar con la ruta correcta. La intuición permite que los peregrinos descubran que el Camino sigue bajo la autovía.
Feismo, Camino y falta de señales:
En la rotonda de Lavacolla, un improvisado monigote hecho en el asfalto indica que faltan 15,149 kilómetros para llegar a Santiago. Sin embargo, en el mojón se marcan 12 kilómetros. Desde este punto no habrá más indicaciones de distancia hasta llegar a un mojón, oculto por la maleza junto a unas casas, en el que aún hay una placa kilométrica que indica 7,800 kilómetros.
Pero si es imposible calcular distancias tampoco resulta fácil acertar con la ruta correcta. La intuición permite que los peregrinos descubran que el Camino sigue bajo la autovía.

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